La campana de viento

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Lugar: Madrid

miércoles, 16 de febrero de 2011

Ventana


Estas tardes han sido oscuras, y oscuro se vuelve el salón cuando hay nubes tan densas como las que hemos tenido. Una auténtica lluvia alemana, una especie de sirimiri callado y persistente empapaba el jardín, avivando el ya de por sí brillante verde alemán.

Silencio ha sido la palabra. Me he preparado una tetera y me he sentado bajo la ventana casi una hora, viendo cómo oscurecía lentamente mientras la lluvia no dejaba de caer.

Era como estar en el Quai de la Balise.

He recordado aquellas páginas de Malpertuis en las que se describía la casa del Quai de la Balise, la luz verdosa que se filtraba por los ventanales esmerilados, la quietud de la mansión vacía. No se oía ni un reloj, ni un sólo ratón en toda la casa. Sólo, ab und zu, algún mirlo llorando fuera, o quizá celebrando la humedad que hará salir a las lombrices de sus túneles de tierra mojada.

martes, 15 de febrero de 2011

A flote


El padre rata se llevó a su hijito rata al puerto. Una vez allí, se acercó a un buque de guerra francés y, deteniéndose junto a un noray, le mostró la soga de amarre.

- Hijo mío, la crueldad humana no tiene límites. ¿Ves aquella plancha redonda de acero que hay a medio camino de la cuerda? Nos impide entrar y disfrutar de las delicias de los barcos, como el queso de la despensa y los dedos de los marineros en sus literas. Una vez, mi tío abuelo Alois intentó saltar por encima, y cayó al mar, donde se ahogó. Ahora, vámonos a casa.

Sin duda, la vida enseña valiosas lecciones.
(De "El Nido de urraca" de Chris)