Noche de cuchillo y tenedor.
Son las 0:27 de la noche del domingo 17 al lunes 18, y estoy viendo un documental en la 2. Una mujer, parece alemana, o de algún país de habla alemana con acento muy comprensible, luego es difícil que sea la Suiza profunda, pues eso, que una mujer, directora de cine, habla sobre sus películas, de las que alternan fragmentos con fragmentos de explicaciones de esta señora. Según acabo de ver, se llama Corinna Schnitt.
Una voz de mujer en off, en alemán subtitulado, cuenta cómo ella y sus padres salen a limpiar señales de tráfico, actividad sumamente satisfactoria para su jubilado progenitor, mientras les muestra acarreando escalera y utensilios de limpieza calle arriba y abajo en una zona residencial, casas con tejados a dos aguas, pajaritos y demás, y los letreros de las calles son tal como los recuerdo, así que debe de ser Alemania, después de todo. La misma voz, sobre la imagen de una mujer sacudiendo una falda roja en una terraza, habla de la importancia que supone para ella lavar la ropa y ponerse ropa limpia, incluso sobre las necesidades de sus siempre exigentes parejas. Una tercera película muestra un barrido en una calle, entrando en una casa por la ventana y centrándose en el cuadro de una mujer dormida, al tiempo que se escucha a un hombre, vendedor de seguros, dejar un mensaje en el contestador, al respecto de que le da igual cerrar la venta de un seguro a la propietaria de la casa, pero expresando su deseo de recuperar un bolígrafo olvidado en su última visita.
Cuánto, cuánto, cuánto echo de menos Alemania.
Una voz de mujer en off, en alemán subtitulado, cuenta cómo ella y sus padres salen a limpiar señales de tráfico, actividad sumamente satisfactoria para su jubilado progenitor, mientras les muestra acarreando escalera y utensilios de limpieza calle arriba y abajo en una zona residencial, casas con tejados a dos aguas, pajaritos y demás, y los letreros de las calles son tal como los recuerdo, así que debe de ser Alemania, después de todo. La misma voz, sobre la imagen de una mujer sacudiendo una falda roja en una terraza, habla de la importancia que supone para ella lavar la ropa y ponerse ropa limpia, incluso sobre las necesidades de sus siempre exigentes parejas. Una tercera película muestra un barrido en una calle, entrando en una casa por la ventana y centrándose en el cuadro de una mujer dormida, al tiempo que se escucha a un hombre, vendedor de seguros, dejar un mensaje en el contestador, al respecto de que le da igual cerrar la venta de un seguro a la propietaria de la casa, pero expresando su deseo de recuperar un bolígrafo olvidado en su última visita.
Cuánto, cuánto, cuánto echo de menos Alemania.