La campana de viento

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Lugar: Madrid

jueves, 31 de diciembre de 2009

Fin de año



Auld Lang Syne - Robert Burns

Should auld acquaintance be forgot
And never brought to mind?
Should auld acquaintance be forgot
And days of auld lang syne?
Refrain
For auld lang syne, my dear
For auld lang syne
We'll take a cup of kindness yet
For auld lang syne
We twa hae run about the braes
And pou'd the gowans fine meaning: pulled daisies
But we've wander'd mony a weary fitt : foot
Sin' auld lang syne. : long ago
We twa hae paidl'd in the burn
Frae morning sun till dine meaning: dinner time
But seas between us braid hae roar'd : broad
Sin' auld lang syne.
And there's a hand, my trusty feire
And gie's a hand o' thine
And we'll tak a right gude-willie waught
For auld lang syne.
And surely ye'll be your pint-stowp
And surely I'll be mine
And we'll tak a cup o'kindness yet
For auld lang syne.




Acaba el año:
Con el viento retumba
El cielo inmenso.

Giodai.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Förster


En el fondo sé que es muy tonto, pero me alegro de que haya sido así. Uno de los efectos colaterales del concierto ha sido que estoy recuperando, poooco a poooco, mi alemán. Vocabulario primero, pero antes de fin de año le quitaré el polvo real, no metafórico, a los libros y cuadernos de ejercicios de la facultad, y empezaré a repasar vom Anfang. Prometo no mirar las soluciones.

No sé qué tiene la Navidad, que es tan alemana. Seguramente sea en gran parte influencia, desde casi hace veinte años, de la Wilkefamilia, de las tardes en Santa Elvira (15, antes 3) en las que aprendí a apreciar el té, conocí el Glühwein y me enamoré de la artesanía alemana, mineros, campanillas y velas. En esa casa acogedora encontré el auténtico espíritu navideño en todos los sentidos, de generosidad y alegría.

Cumplí casi por completo mi lista-de-cosas-que-hacer de las vacaciones de noviembre (incluso fui a patinar), y por eso, autoindulgente, me permito añadir una cosa más, y es pasar unas Navidades en Alemania, y volver a ir a un Weihnachtsmarkt de verdad, ver madera por todas partes, vino caliente (otra taza para Diógenes) y volver a entender ese extraño idioma y sus extrañas costumbres, Karsten dixit.

Lo que me hace creer que todas estas cosas van a pasar, y no a quedar en propósitos de fin de año, es que siento que vuelve la vieja fascinación por lo alemán, la que sentía cuando apenas comenzaba mi primer libro de gramática y los folletos de instrucciones eran como fórmulas mágicas llenas de mayúsculas en lugares insospechados, y de palabras de dieciséis letras con tan sólo tres vocales. Es como regresar a un lugar querido en el que no habías estado en mucho tiempo y comprobar que todo sigue ahí, esperando a que subas la persiana y los rayos de sol se cuelen iluminando las motitas de polvo protector.